sábado, 18 de octubre de 2014

Como una niña...

     Ya es sábado, día completo de risas, paseos, visitas, gritos, enfados y alborotos varios. Lo mejor del día de hoy, ha sido el rato que he pasado con mi hijo viendo dibujos de antaño que el no entiende, pero que a su madre le fascinan, porque le recuerdan el paso de los años y que ya no es una niña.


    Heidi, La Vuelta al Mundo en 80 días, Soy un Gnomo, Casimiro y a dormir, canciones de Enrique y Ana, Topo Gigio, Susanita tiene un ratón, Hola Don Pepito... Mi primer culebrón por el que lloré mares cuando se murió Anthony, en Candy Candy... Podría pasarme así un día entero, compartiendo canciones y recuerdos televisivos de la infancia que brotan a medida que haces memoria. Y si es tomando un café con miles de dulces y bollería, rodeada de mis amigas, sería perfecto.



   Si volviera a nacer...
miento si pienso
que nada cambiaría.

Mi infancia borrosa
sólo recuerda algunas cosas.
Mis primeras lágrimas 
amargas de dolor
teñidas de marrón oscuro.

Me he sentido querida
por quienes me han amado
y querida por quienes 
no lo han hecho.

Buena educación
con matices en el tiempo
mis matices...
pero de raíces fuertes y vigorosas.

Miles de imágenes,
de cuentos, 
de relatos compartidos,
de noches temblorosas,
te acuerdas hermano mio,
la de ovejas y animales mil
que contamos para poder dormir.

Días al agua,
saltando en los charcos,
paseando caracoles en barco.
Nevó dos veces que recuerde,
que gran sensación me embargó.

Mi gran recuerdo
el sufrimiento de las coletas,
que con gracia, 
la ballena de grandes dientes,
y mi abuela, mi "mami",
siempre me decía...
"para presumir hay que sufrir"
y por eso dejé de hacerlo.

 
 


 

 



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