sábado, 30 de abril de 2016
lunes, 25 de abril de 2016
El Devorador de Noches...
Era una noche como otra cualquiera... Descansaba en la cama, medio incorporada gracias a un gran cojín color púrpura a juego de las sábanas. Los tonos morados siempre le habían llenado de tranquilidad a la hora de dormir. Estaba leyendo, se le hacía la mañana, esperando a que le atrapara el Sueño...
Decidió estirarse y abrir la boca, bostezando con todas sus fuerzas, dando una gran bocanada de aire... Pero ésta vez no fue más rápida que él, aun sintiéndolo acercarse, erizando la piel, no consiguió terminar el libro en ésta, su última noche...
Miró a sus ojos fríos, dulces y serenos, sin apartar la vista, totalmente paralizada, tan sólo los latidos del corazón saliéndose de su pecho hacía que convulsionara todo el cuerpo, como si pidera que la llevara con él...
Esta vez, el Sueño, la devoró para siempre.
martes, 19 de abril de 2016
Rizosss Lisosss...
Este relato participa en el concurso de El Círculo de Escritores "Microterror V".
Eran dos en aquel salón y ambos sabían que era el último día en su vida.
Entre gritos de dolor, veían como se les caía la piel a tiras primero, derritiéndose entre los poros, el aire caliente era insoportable... como caía su pelo ensangrentado arrancado a base de tirones con un peine con púas afiladas de acero... Los gemidos posteriores, salían sin fuerza de su boca, cuando un líquido les dejó con los ojos ciegos haciendo que se deshacieran sobre su cara cuarteada.
Una gran sonrisa iluminaba la cara de Isidora. Quién iba a decir que su historia iba a terminar así de feliz, de tener constancia de que lo que ha hecho, está bien, es perfecto.
- ¡Por fin podré descansar tranquila! Tantas horas perdidas, tanto tiempo... - decía entre suspiros, recogiendo los utensilios, (secador, peine, tijeras, tinte...) que una vez usaron aquéllos peluqueros en ella.
domingo, 17 de abril de 2016
Para la Madame
Mi querida Madame Santal del Rayo Dorado:
Mi nombre es Maruja y ha llegado hasta mis oídos, tú gran sabiduría y poder para resolver algunos casos. Lo cierto es que la vecina de Juana, la que el marido trabaja para el ayuntamiento, bueno, bueno... o eso dice, mira que no me creo nada, ese hombre es más vago que la chaqueta de un guardia, le dijo su prima Maribel, la del pueblo, sí la que tenía antes el kiosko y ponía al día a todo el que pasara a recoger la revista o el periódico, claro que no me extraña, porque teniendo un sitio tan bueno, podía cotillear a gusto todo lo que acontecía por allí. En fin, que a Maribel le comentó un hombre extranjero, de fuera fuera, vamos que parecía de ciudad grande, con traje y sombrero, que a su madre le había dicho una amiga que iba con ella al spa Maravillas, que otra amiga había oído hablar de tí.
Mira voy a ir directa al asunto en cuestión. Y es que hace días creo que la prima Eugenia, que vivía justo debajo de mi casa, y digo vivía porque la amarga mujer, por fin nos deja descansar en paz. Todo el día dando golpes con la escoba, en cuanto me oída cantar un poco y qué es de los quehaceres del hogar, sin darle un poco a la voz... Y qué si tenía que llamar a Teodoro, mi hijo, a grito pelao por la ventana... El caso, es que desde que murió, las cosas se cambian de sitio solas, oigo pisadas por el pasillo de la casa, que sí, es de madera y cruje... pero creo que es otra cosa... Y para más temor, cada vez que pongo la radio cuando voy a fregar los cacharross, se apaga o se sintonizan las noticias...
Ayuda por favor!!
Mi nombre es Maruja y ha llegado hasta mis oídos, tú gran sabiduría y poder para resolver algunos casos. Lo cierto es que la vecina de Juana, la que el marido trabaja para el ayuntamiento, bueno, bueno... o eso dice, mira que no me creo nada, ese hombre es más vago que la chaqueta de un guardia, le dijo su prima Maribel, la del pueblo, sí la que tenía antes el kiosko y ponía al día a todo el que pasara a recoger la revista o el periódico, claro que no me extraña, porque teniendo un sitio tan bueno, podía cotillear a gusto todo lo que acontecía por allí. En fin, que a Maribel le comentó un hombre extranjero, de fuera fuera, vamos que parecía de ciudad grande, con traje y sombrero, que a su madre le había dicho una amiga que iba con ella al spa Maravillas, que otra amiga había oído hablar de tí.
Mira voy a ir directa al asunto en cuestión. Y es que hace días creo que la prima Eugenia, que vivía justo debajo de mi casa, y digo vivía porque la amarga mujer, por fin nos deja descansar en paz. Todo el día dando golpes con la escoba, en cuanto me oída cantar un poco y qué es de los quehaceres del hogar, sin darle un poco a la voz... Y qué si tenía que llamar a Teodoro, mi hijo, a grito pelao por la ventana... El caso, es que desde que murió, las cosas se cambian de sitio solas, oigo pisadas por el pasillo de la casa, que sí, es de madera y cruje... pero creo que es otra cosa... Y para más temor, cada vez que pongo la radio cuando voy a fregar los cacharross, se apaga o se sintonizan las noticias...
Ayuda por favor!!
sábado, 16 de abril de 2016
Mi Brazo por Tí...
Julia despertó
en medio de la noche, no fue un ruido, no fue una pesadilla, fue su intuición
quien requería su vigilia.
A su lado su
novio dormía, tranquilo, demasiado tranquilo. En la oscuridad pudo ver una
silueta, era algo ubicado en el respaldo de la cama.
Prendió la luz
de la lámpara y apenas vio lo que había allí, salió de la cama de un salto.
– ¡Oh, Dios mío!
¿Qué es eso? ¡Martín, despierta por favor!
Martín no
despertó. La criatura estaba con la palma de la mano ubicada a pocos
centímetros del rostro de su amado. Julia vio un vapor, un aliento que se
elevaba, era la vida de su novio.
La pequeña
criatura la miró. Sus orejas eran largas y puntiagudas. Tenía la piel de un
gris verdoso, y unos ojos grandes y brillantes que mostraban una profunda
tristeza que no era de temer. Comenzó a hablar con voz aguda, temblorosa,
intentando no asustar más a Julia.
– No, Julia –
dijo –; él no despertará. Vengo a llevarlo, le ha llegado la hora.
– Por favor, no
lo hagas – dijo ella.
– Lo siento, no
se suponía que despertarías. Me duele cuando eso sucede, no me gusta que me
vean hacer mi trabajo.
– ¿Pero por qué
debes llevártelo? Yo lo amo.
– Así funciona
el universo, Julia. Hay una cuota de dolor que se debe cumplir. No lo
entenderías. Yo tampoco lo entiendo del todo. (Mis superiores lo entienden mejor
que yo, pero ellos a su vez tienen otros superiores que lo entienden un poco
más.)
– ¿No hay nada
que yo pueda hacer para que no te lo lleves? – preguntó ella – Puedes cortarme
un dedo si quieres; eso duele mucho.
– Un dedo no es
suficiente, Julia.
– ¿Y qué
entonces? Haría lo que sea por él.
La pequeña
criatura cerró el puño y dejó de absorber la vida de Martín. Luego de
reflexionar unos segundos dijo su propuesta:
- No hay mayor dolor que no volver a ver el rostro del ser amado, me llevaré tus ojos...
(– Un brazo. Un
brazo sería suficiente.)
Julia lloró,
pero en ese momento sintió que no podría seguir viviendo sin Martín, y aceptó
el trato.
– ¿No te lo
llevarás en mucho tiempo, verdad? Quiero que lleguemos a ser viejitos juntos.
La criatura se
puso unos lentes y sacó un pequeño cuaderno anillado de su bolsillo:
– Veamos… - dijo
– Mi próxima cita con él será entonces…. dentro de treinta y seis años. Eso si
no le dices lo ocurrido esta noche. Si le cuentas deberé venir a buscarlo
mañana mismo.
Con el rostro
lleno de lágrimas, Julia volvió a dormir. A la mañana siguiente Julia y su
novio despertaron abrazados.
Pero Martín enseguida se dio cuenta que algo no iba bien, Julia tenía los ojos blancos. Ni siquiera se sentía asustada, tan sólo no podía ver.
( Martín tomó el brazo de ella y lo notó extraño,
frío. Corrió las sábanas y entonces lo vio. El miembro de su amada estaba duro,
seco y negro.)
Fueron enseguida
al hospital. Martín manejaba mientras tocaba la bocina, y casi chocó un par de
veces.
El médico la
revisó, le hizo análisis, pero no hubo nada por hacer. El diagnóstico fue degeneración macular, común en las mujeres mayores de 60 años. En esta enfermedad, es posible no ser capaz de reconocer las caras hasta de las personas que estén muy cerca, ya en la última fase de la enfermedad, por lo que no encontraban respuesta científica. (necrosis espontánea. Debieron amputarle
el brazo por encima del codo al día siguiente.)
Martín siguió
con ella, por supuesto, él la amaba. Sin embargo les era difícil convivir. Él
debió dejar de hacer horas extras en el trabajo, para poder hacerse cargo de
los quehaceres de la casa.
Una mañana
despertó Martín con un ruido proveniente de la cocina; decenas de platos habían
caído al suelo.
– ¿Qué sucedió? –
preguntó él.
– Estaba lavando
y acomodando, y se me cayó todo.
– ¡Has hecho un
desastre!
– Quería
ayudarte.
– Pues no lo estás
haciendo, solo empeoras las cosas.
Julia se sentía totalmente inútil y lo peor, él nunca tendría el conocimiento del sacrificio a cambio de su vida. No podía ni siquiera pensar en que desapareciera de su lado, de este mundo... Se sumía cada vez más en su oscuridad, no dejando de pensar en que Martín, encontrara a una mujer que pudiera devolverle la mirada, esa mirada que la cautivó siempre y para siempre. No podía soportar la idea de perderlo.
(Julia lloró
durante días. Sentía que él no daba lo suficiente por ella considerando lo que
ella sacrificó por él; otras veces sentía que él sí la quería y deseaba
ayudarlo, pero solo lograba empeorar las cosas. Esos sentimiento sumados al
temor de ser abandonada por otra mujer que tenga ambos brazos comenzó a
destruir la relación.)
Martín no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Desde que Julia perdió la vista, ya sabía que nada iba a ser igual, pero no podía entender ese cambio tan profundo, tan radical. El corazón dulce que había conocido, parecía haberse sumido en la oscuridad igual que ella. Y no podía soportarlo más. Martín se sentía
culpable de irse y dejarla, pero ya no podía tolerar los cambios de humor de
ella…. Hizo las maletas y se fue cerrando la puerta tristemente...
No pasó ni un sólo día en que Martín no la tuviera presente en todo lo que hacía. Tener que terminar la novela a tiempo para su edición y publicación, le estaba costando más de la cuenta, además de que lo tenía que compaginar con su otro trabajo. Estaba en otra casa, con otras paredes, con otros muebles y aun así, es como si estuviera con ella... Hasta que no pudo resistirlo más y regresó a la que fue su casa para verla.
Entra en el edificio, pero al intentar abrir la puerta, descubre que ella cambió la
cerradura.
Julia había perdido la esperanza y la cordura, llamando a voz en grito a aquél ser que le arrebató la vista por su ser amado, que ahora ya no tenía a su lado:
- ¡Ven a mi! Haz que el universo quiera todo este dolor que siento. ¡Quiero morir!-
Martín llama a la puerta, pero no obtiene ninguna respuesta. Preocupado decide tirar la puerta abajo, y tras llegar a su dormitorio, encontró a la criatura de ojos temblorosos y tristes, devorando la vida de su amada.
A la mañana
siguiente Julia lo ve a su lado. Le pregunta qué sucedió y él le dice que rompió
la puerta, que ella estaba dormida profundamente. Llamó al cerrajero para dejarlo todo como estaba.
Cuando Julia le dice a Martín que lo abrace, se da cuenta... Le faltaba su brazo derecho.
(Se separan y él
se muda.
Pasan semanas.
Martín comienza
a extrañarla.
Una noche va a
verla.)
Abre la puerta
del edificio pero cuando quiere abrir la del departamento ve que ella cambió la
cerradura.
Grita.
Rompe la puerta.
Ella está
dormida y la criatura le está quitando la vida.
– ¡Dios mío! ¿Quién
eres?
La escena
termina ahí.
A la mañana
siguiente ella lo ve a su lado. Le pregunta qué sucedió. Él le dice que rompió
la puerta, que ella estaba dormida, y que ya llamó al cerrajero y arregló todo.
Julia ve
entonces que Martín tiene un ojo blanco.
Pierde la vista
para siempre, pero se queda junto con Julia.
viernes, 8 de abril de 2016
Camino al Presente...
Vuelves a mi en la noche
después de un adiós
diluido por el tiempo.
El olvido no triunfó,
como tampoco el suspiro
de aquél lamento.
Llega, la sombra alargada
de la dulzura contenida,
en un monstruoso momento.
El tiempo pasado
se convierte en
presente sin futuro.
Alojando el pensamiento en mi.
Todo alma, puro sentimiento...
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